Superbailarines
A las 08:10 horas, cinco días a la semana y exactamente cuatro horas con diez minutos de mi vida las paso en mi facultad.
Cada vez que llegamos, caminando o muchas veces corriendo para entrar al salón, veo a los chicos de limpieza con sus escobas recorriendo los pabellones o los pasadizos.
Cerca a las ocho de la mañana, después de leves corridas, caídas y desesperaciones de muchos, es fácil verlos reunidos limpiando el patio central. Están la mayoría, acompañados de sus escobas, yendo y viniendo al ritmo de sus barridas que cualquiera que los vería creerían que están sometidos a una índole ritual y de manera culpable ocultando algo entre sus risas y voces.
Cada vez que llegamos, caminando o muchas veces corriendo para entrar al salón, veo a los chicos de limpieza con sus escobas recorriendo los pabellones o los pasadizos.
Cerca a las ocho de la mañana, después de leves corridas, caídas y desesperaciones de muchos, es fácil verlos reunidos limpiando el patio central. Están la mayoría, acompañados de sus escobas, yendo y viniendo al ritmo de sus barridas que cualquiera que los vería creerían que están sometidos a una índole ritual y de manera culpable ocultando algo entre sus risas y voces.