Era lo que esperaba

Después de dos meses, tres semanas, cuatro días y dos lunas llenas, decidió ya no llorar. Había derrochado los días tristes y las noches a solas para recordarlo, para embargarse con su olor efímero de la almohada, para ver viejas fotos que había olvidado y leer las cartas guardadas con olor a naftalina.
El día empezó frío, extraño entre una semana de calor apabullante, de tardes viendo los ocasos de abril. Se despertó sin prisa. miró su mano con la mente en blanco y dijo en silencio observando el techo: Feliz aniversario mi amor.
El día empezó frío, extraño entre una semana de calor apabullante, de tardes viendo los ocasos de abril. Se despertó sin prisa. miró su mano con la mente en blanco y dijo en silencio observando el techo: Feliz aniversario mi amor.