Líneas muertas
Se tomó un gran sorbo de café. Estaba frio y muy amargo y así se lo bebió, sorbo a sorbo. Cada Trago se mezclaba entre sus venas y garganta. Cogió una hoja de coca y la picchó hasta tragársela.
El amargo la hizo reaccionar. Eran las siete de la mañana, solo había dormido dos horas desde hace cuatro días. El sol le tapaba la vista. Se acercó a la ventana a respirar un poco de aire fresco. Volvió a sentarse. Tragó el último sorbo. Armó su mesa, colocó la manta de colores, las hojas de coca, los granos de arroz, el Cristo crucificado de madrera, una biblia y sus cartas, herencia de su abuelo.
El amargo la hizo reaccionar. Eran las siete de la mañana, solo había dormido dos horas desde hace cuatro días. El sol le tapaba la vista. Se acercó a la ventana a respirar un poco de aire fresco. Volvió a sentarse. Tragó el último sorbo. Armó su mesa, colocó la manta de colores, las hojas de coca, los granos de arroz, el Cristo crucificado de madrera, una biblia y sus cartas, herencia de su abuelo.