Premios 20Blogs

Páginas

..La sardina enlatada

Me sentía como una sardina enlatada, entre tanta gente, bailando o intentando moverme mientras me apresuraban más y más a tu cuerpo, de manera casual, ocasional diría yo. No sé si había tanta gente como suponía o si lo hicimos por inercia, pero nuestros cuerpos quedaron pegados.

Intenté moverme o tambalearme al compás de la música y sonreír, tarareando las canciones. Cantar de vez en cuando algún parrafito, alguna estrofa que me sabía. Cantar y cantártela al oído, bajito.

De pronto, perdí la noción de mis movimientos, pero sé que tus manos encontraron a las mías, colgando en mis caderas, y las llevaste sutilmente hacia las tuyas, apretándolas despacito hacia tus muslos. Cuando me di cuenta, empecé  a cantarte un poco más alto, frasecitas que pude capturar de alguna letra y decírtelas sin que lo sospeches.

Me siento como una sardina enlatada- se lo dije al oído mientras reía. Reir de miedo o de vergüenza, para mí, es casi lo mismo, siempre pongo la misma cara de boba. No sé cómo terminamos bailando muy cerca del bar y en qué momento la gente se fue esparciendo hasta no tener excusa de estar tan pegados uno a otro, pero nos mantuvimos así. Mi excusa era los tacones y la gente que podía volver a apretujarnos; tu excusa, nunca me la dijiste. Bailar pegado a ti, fue mi mejor excusa para no cansarme.

No me había percatado de nada, pero quería ver, girar mi cabeza para no solo verte a ti, sino al resto y lo hice y cuando regresé, me topé con tu aliento y tus labios tíbios. Me había repetido que no iba a pasar nada entre nosotros si te veía, pero cerré los ojos y te acompañé en complicidad.

 ¿Me puedes explicar cómo no puedo dejar de besarte?

No sé cuantas canciones pasaron, solo oía de ratitos que cambiaban el ritmo, pero ya no bailaba ni me tambaleaba, ahora bailaban mis labios apretujando a los tuyos y viceversa. De pronto no quise que termine la noche. Quería que durara lo mismo que se demora el mundo en dar veinte mil vueltas o lo que vive una estrella. Quería todo, menos dejar de besarte y sentir que aun tus manos protegían a las mías.

Debimos quedarnos así, ¿no crees? Como una película antigua de los 70s, dándonos un beso en una pista de baile y sintiendo como la intensidad de estos subía.

Si la noche hubiese durado un poco más, habría tenido tiempo de recolectar algunos de tus besos y guardarlos en una cajita de bambú, para sacarlos cuando despierte y mis labios me recuerden tu nombre. Si los besos hubiesen durado un poco más, tal vez la noche no hubiese sido tan corta.


0 Tu opinión me importa:

Publicar un comentario

Vistas de página en total

El otro yo de Glenn Este blog es de uso personal, sí quieres hacer un uso comercial contacta con nosotros al correo Glennys.mariela.gm@gmail.com