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¡Se me ocurrió una idea de pizza!

La semana pasada me encontraba en carro, parada como de costumbre, en pleno tráfico nocturno, cuando de pronto vi una moto de delivery, que también estaba en medio del laberinto de carros y pensé: " ¡Ala! ¿Cómo hará? debe  llegar en 30 minutos o el pedido es gratis y con este tráfico es muy difícil." Así que empecé a divagar (como siempre) e imaginé un caso que me pareció gracioso (en mi mente claro está, sino la gente me empezaría a mirarme raro)

Imaginemos que en una pizzería hacen un pedido por teléfono: Una pizza de cuatro sabores en una, caliente, con harto queso, con una gaseosa bien helada y unos palitos al ajo. ¡Listo! el pedido ya está hecho y se pone en la cesta de la moto de delivery. El trabajador se alista, arregla su uniforme, prende la moto y se va del local con la dirección en la mano y la meta de todas las noches: llegar en menos de 30 minutos o el pedido será gratis para el cliente, pero él deberá pagarlo por llegar tarde. Así que acelera, buscando la calle de la dirección.

Pero no le es fácil llegar. El cliente, un señor cuarentón que, ante la insistencia de sus hijos y la nota en la refri de su esposa diciendo que esta noche trabajará hasta tarde,  por lo tanto no hay comida, pide una pizza. Solo que está cansado de: "Si en 30 minutos no llega, es gratis" y nunca le liga, entonces decide poner en todo el barrio una serie de trampas para el señor del delivery llegue tarde.

Así, nuestro inocente trabajador, llega al barrio, busca el la dirección de la casa en su lista pero ¡Oh, sorpresa! en medio de la pista hay: Clavos, chapas y un perro bravo está esperándolo. Los tachos de los basureros están desparramados por todo el vecindario y él deberá de evadirlos, le cae agua fría de una de las casas. Mira su reloj y ¡Tiene menos de dos minutos para entregarla! Así que: acomoda su casco, se mira en el reflector de su moto y evade cada trampa que le han colocado, llegando a la casa con un segundo antes de la media hora. El cliente, como se imaginan, está furioso, deberá pagar lo que pidió, pero sus hijos están contentos: ¡Cenarán pizza!

Mientras el cliente, muy serio, le paga al señor del delivery, él: golpeado, sucio y casi adolorido, recibe el dinero con un gran sonrisa, otro pedido cumplido y su sueldo intacto.

1 Tu opinión me importa:

Anónimo,  2 de abril de 2012, 0:06  

jeje q divertido
creo que pedire un delivery :D jeje

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