Llámame

- ¿Aló?

- ¡Hola!

- ¡Oye! ¡Al tiempo que llamas!... ¿Qué pasó?

- Nada..¿cómo has estado?

- Ahí... ¿Y tú?

- ya sabes como...

- Entiendo...pero ya no pienses en eso... es peor.

- Lo sé, eso es lo peor... ¿Tú acaso no extrañas a Alonzo?

- La verdad... aún pienso en él, pero ya no como antes. Lo hago acordándome las   cosas bonitas que pasamos cuando vivimos juntos en Virginia.

- Entonces... ¿aún lo quieres?.

- Si lo hago, a pesar de todo, a pesar del tiempo.

- ¿Han hablado?

- La otra vez lo llamé, no sé como pasó, pero se alegró o bueno se sorprendió que lo haga, fue más por esto de los temblores y terremotos constantes en la ciudad. Quería saber que estaba bien. Hablamos cerca de media hora y cuando colgué el teléfono no sentía las piernas, estaba temblando, pero a la vez, estaba muy feliz de haberlo escuchado.

- ¿Hablaron de ustedes?

- La verdad no, hablamos de nuestras vidas, de los estudios, del trabajo.

- ¿Eso hace cuánto fue?

- Hace un mes.

-¿Han vuelto a hablar?

- No, no me ha llamado. Pensé que lo iba a hacer, bueno lo imaginé por un momento, luego lo descarté. Él me conoce que soy medio loca, un día puedo contestarle bien, con cariño, pero otro le puedo decir que para qué me llama, que no quiero saber de él; por eso no lo hace, porque pienso que tiene miedo que lo trate mal.

- Y... ¿Crees que algún día regresen?

- No lo sé, antes pensaba que sí. Ahora no lo pienso así o bueno no me mentalizo de esa manera. Pienso: "sería bonito regresar algún día, no sé cuándo, tal vez cuando regrese y estemos en la misma ciudad". Es mejor pensar eso que hacerme ilusiones o al menos para ya no pensar que aún lo sigo queriendo o que se de cuenta que lo hago

- ¿Él sabe esto?

- ¿Si sabe que lo quiero?... sí lo sabe, solo que se hace el loco. No ha estado con nadie desde que terminamos y yo no he podido querer a nadie como a él, pero...

- ¿Y si regresa por ti?

- ¡Ahhh!, no lo sé, sería como un sueño. Volvería a sentir como cuando vivíamos juntos y todo eso.

- Entonces... ¡llámalo!.. tengo que colgar... solo hazlo... después me cuentas. Cuando haya colgado marca su número sin pensarlo. Ya tengo que colgar. Chao.

- Espera...

Gianni cogió el teléfono y sintió que el auricular pesaba más de lo que pensaba. Marcó su número respirando hondo y escuchando el silencio que la rodeaba. Espero en línea mientras sonaba que estaba llamando, hasta que escuchó descolgar y una respiración por el otro aparato.

- ¿Aló...?

Calló, como si las palabras huyeran en ese instante. Sentía que no tenía voz. Se le secó la lengua. No podía gesticular absolutamente nada. Nuevamente las pieranas le temblaron al escuchar de nuevo la pregunta:

-¿Aló.. hay alguien ahí?

- Soy yo, ¿cómo estas?