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..¡Hey!

Si me preguntaran qué es lo que más extraño diría: Nada. Si me lo vuelven a repetir y me buscan la mirada, diría: Extraño su aliento a cigarro y a caramelo dulce. Aunque siempre detesté que fume, amaba cuando me besaba con ese sabor.

No puedo recordar qué fue lo último que le regalé y no sé por qué, ni qué fue lo último que me dio él a mi. No recuerdo ni siquiera cuando fue la última vez que  nos dijimos que nos queríamos. Estoy tratando de recordar palabras hirientes y no las hallo. Solo encuentro risas, abrazos y mi cabeza apoyada en su pecho. No recuerdo nada más y no sé por qué.

Tengo fragmentos de sus palabras, de sus besos, de la noche en el parque cuando me dijiste que no querías separarse de mi ni un segundo, mientras me reía y mecía en el columpio. De la vez que me regalaste un anillo o cuando me trajiste flores diciéndome: "lamento no poder darte más", mientras no dejaba de sonreír y de mirar el ramo.

De las peleas y terminadas en vaivén: Sé de un día, de una semana borrosa, cuando ya de noche, en medio de un micro, decidimos separarnos por no acordar nada más y cuando sabía que debía bajarme en mi paradero no me pude controlar y me puse a llorar porque ya empezaba a extrañarte. Me abrazaste y no me dejaste ir.

 El beso más bonito fue el primero. Duró lo que dura el viaje de mi casa a la tuya.
Tus palabras las llevo conmigo, todos los días guardadas en mi teléfono móvil y en el primer cajón de mi cómoda. Tu imagen está clavada en el mural de mi cuarto, con nuestras sonrisas en uno de nuestros paseos que antes duraban horas interminables. El retrato lo tienes tú, cuando me dibujaste y yo, después de un año, le agregué color con mis acuarelas de niña.

Las flores artificiales están en mi librero y tus libros amontonados entre mis papeles y tus cartas. Tu perfume lo llevo conmigo, impregnado en el alma. Me acompaña cuando salgo sin querer y te recuerdo. ¡Hey, te quedaste con una película mía! y yo me quedé con tus canciones, pero ahora son frases gitanas y hippies, esas con las que tanto me fastidiabas, esas aun quedan. Mi cabello sigue tan enredado y problemático, como siempre te gustó verme y el que ocultaba para ti. 

¿Aun tienes mi arete, el que me regaló mi madre en una feria por el Centro? ¿te acuerdas? Se quedó mezclado entre tus sábanas. Ojalá algún día me los devuelvas junto con la pulserita que tu mamá me regaló. Sabes lo importante que son para mi.

Ya no uso pititas en las muñecas, me las arrancaron para no recordarte. Traté de que no me obligasen, pero fue imposible. Aún hablo tonterías, critico todo, imagino y veo cosas, solo que ya no estás ahí para contártelas. Ahora las cuento al viento y él trata de escucharme bajito.

Ya no canto, porque ya no tocas la guitarra. Ahora bailo y me pierdo entre las notas musicales. Bailo sin parar. Deberías verme, no me canso, puedo estar más de tres horas sin quejarme en la pista. No he vuelto a fumar o quizás sí, pero solo un poco.

Escribo mucho, como no tienes idea. Nunca te gustó que lo haga, pero créeme, ayuda. Ahora ya no estarás para enojarte conmigo por hacerlo así como yo no estoy para molestarme por tus salidas con tus amigas interminables, así que por ese lado ambos debemos estar más tranquilos.

 No sabré qué sucedió al final, si es lo que me dijiste a mi o lo que muchas personas empezaron a hablar, pero me conoces soy terca y solo creo lo que me dices, así que seguiré haciéndolo y no sé por qué. Tal vez algún día lo sepa, quizás ¿no crees? Tal vez algún día, un día lleno de luz aparezcas como siempre lo hiciste y lo haces, sin que yo te llame.

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